viernes, 4 de abril de 2014

El lenguaje de los telediarios


Hay que tener el mayor de los cuidados, cierta formación política y estar alerta para no caer víctima de la manipulación informativa de los grandes medios de comunicación. No es algo que haya dejado nunca de estar presente, pues quien controla la información controla la opinión pública, más aún cuando se trata de sociedades tan profundamente alienadas como la española, y de un tiempo a esta parte hemos comprobado cómo las manipulaciones se han ido tornando cada vez más agresivas y notorias, sobre todo desde que el PP está en el gobierno.

No se trata de un hecho aislado, no estamos hablando solamente del bochornoso canal Intereconomía, durante años el principal referente de la caverna mediática del Estado español, sino que es algo que se da por igual en el resto de medios informativos, tanto en las cadenas privadas, con Antena 3 y Telecinco a la cabeza, completamente afines al PP, como en las públicas, siendo los casos más flagrantes los de Telemadrid y la misma Televisión Española (TVE), siendo ésta última descaradamente intervenida y "purgada" desde la llegada del PP al gobierno central, devolviendo a la cadena a los tiempos del infame Alfredo Urdaci.

Sobre Bárcenas, la Gürtel y el PP

Ahora el nuevo repunte de la manipulación mediática tiene, entre otros objetivos, el suavizar la imagen del PP de cara a los comicios electorales a nivel europeo del próximo mes de Mayo. Es por ello que en todos los medios citados se ha omitido cualquier tipo de información que pueda ensuciar la ya de por sí deplorable imagen del Partido Popular, o cuestionar alguna de sus políticas. Por ello no es extraño que desde hace ya un tiempo no se oiga lo más mínimo sobre el Caso Bárcenas. La instrucción de Moncloa es la de minimizar al máximo, y omitir si es posible, todo lo relacionado con el mayor escándalo de corrupción de la historia política reciente de España y que durante algunos meses tuvo en un serio aprieto al gobierno del PP. En este mes, en los telediarios se ha ocultado directamente el informe policial que daba verosimilitud a los pagos en B a Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal y se han reducido al mínimo las informaciones sobre las comparecencias de los imputados en el Caso Gürtel.
La presión de la dirección sobre la redacción en este tema es directa y consiste en exigir que se evite lo máximo posible citar al PP, que se informe lo más escuetamente posible de los pasos legales sin incluir al Partido Popular en titulares o rótulos. La intención detrás de estas maniobras resulta más que evidente: si hay que hablar del Caso Bárcenas o de la Gürtel que se haga como si no fuesen casos de corrupción o de presunta financiación ilegal del PP, sino en todo caso de "unos chorizos" que nada tienen que ver con el partido del gobierno, y que "se aprovecharon" de éste a espaldas de todos.

El día 20 de Marzo, cuando el presunto jefe de la trama Gürtel, Francisco Correa, acudió a la Audiencia Nacional, ni en las ediciones del mediodía y ni en las de la noche de los distintos telediarios se mencionó al Partido Popular en los titulares. Una sordina impuesta desde la mañana, ya que en 'Los Desayunos de TVE' ni siquiera se consideró necesario conectar en directo para adelantar lo que pudiera esperarse de las declaraciones de Pedro Crespo, Correa o "el Bigotes" en la recta final de la investigación judicial, y que, como hemos dicho, tiene la intención de aislar esos casos del Partido Popular, distraer la atención con otros temas y esperar que el olvido inducido haga el resto sobre la opinión colectiva, al menos hasta que pasen las elecciones europeas.

Los violentos radicales

Pero donde la manipulación informativa es más visible no es en lo que se omite, sino en lo que se cuenta con un tono deliberadamente sesgado.
Cualquier conato de resistencia social a las draconianas, antisociales y represivas políticas del gobierno, aunque sea en forma de resistencia pasiva, es rápidamente calificado como "acto vandálico" e incluso como "terrorismo", como Esperanza Aguirre se refería a las Marchas de la Dignidad del 22M. Dichas marchas, que fueron deliberadamente ignoradas y silenciadas en los medios durante la semana que duró el recorrido, solamente se convirtieron en noticia el último día, cuando un grupo de encapuchados acorraló a la Policía antidisturbios después de que éstos comenzaran a cargar contra los manifestantes antes de que el acto programado llegara a su fin, sin obviar que dentro de los llamados "radicales violentos" había efectivos de la Policía infiltrados para iniciar las provocaciones.



La presidenta del PP madrileño no duda en acusar de terrorismo y apología de los totalitarismos a los más de dos millones de personas que participaron en las marchas, y que estaban compuestas en su práctica totalidad por trabajadores precarios, profesores, médicos, gran cantidad de ellos en el paro, además de estudiantes, y que marchaban para pedir pan, trabajo y dignidad, pero en cambio, al igual que el resto de miembros del PP, no duda en alabar la "profesionalidad" y la "ejemplaridad" de las unidades antidisturbios que apalean a todo lo que se les cruza, aunque los agredidos sean ancianos o niños, aunque no sean parte de las protestas, aunque abran cabezas. En ese caso se pasan por alto las agresiones, los abusos, las vejaciones y las humillaciones. En el PP, y por extensión, en sus medios de comunicación afines, se echan las manos a la cabeza y se rasgan las vestiduras cuando un acto de resistencia activa contra la represión policial se salda con varios policías heridos, pero aplauden y justifican las detenciones arbitrarias, los registros y el uso de la violencia si los heridos son los manifestantes, aunque éstos queden con lesiones irreversibles para el resto de sus vidas. Nadie en el PP se acuerda de personas como Iñaki, un joven estudiante de 19 años que fue alcanzado por las pelotas de goma de los antidisturbios cuando éstos comenzaron a cargar, y que le han provocado una fractura de pómulo y la pérdida de visión en un ojo; o de Gabriel, que perdió un testículo a causa de otro pelotazo. Pero estas no son las víctimas que importan, pues en el Partido Popular piensan que esa es la causa de relacionarse con "radicales".
Eso por no hablar del falseamiento de pruebas para criminalizar cualquier tipo de protesta contra el gobierno.

Lo que también resulta muy curioso es que las cargas policiales suelan siempre darse a la hora justa para que salgan en los telediarios, siendo las primeras imágenes de las manifestaciones que se suelen mostrar en los titulares, consiguiendo de este modo la imagen que querían para criminalizar la protesta. Por esta razón es perfectamente explicable que en numerosas ocasiones se hayan detectado "topos" de la Policía dentro de distintos grupos en manifestaciones que comenzaron siendo pacíficas, y que iniciaron los altercados al atacar estos mismos topos a la Policía, dando así a éstos el pretexto que necesitaban para cargar y provocar los enfrentamientos a los que los medios les dan después todo el énfasis. La manifestación queda así reventada, vacíada de contenido y mostrada como una "salvajada" de "radicales violentos". Esta es la táctica del gobierno para todas las manifestaciones masivas, sobre todo desde el surgimiento del movimiento 15M, y así la hacen cumplir a través de sus distintas delegaciones, que son los que en última instancia giran las órdenes a la Policía.

Lo mismo se aplica para cuando se da una huelga general, una huelga de estudiantes, una manifestación contra la privatización de la sanidad, o simplemente una protesta de vecinos contra la especulación urbanística, como sucedió en el barrio burgalés de Gamonal. Los manifestantes son siempre presentados ante la opinión pública como "radicales" o "potenciales terroristas" que sólo buscan el enfrentamiento con la Policía y promover el "terror", mientras que la Policía es siempre presentada como la víctima agredida que sólo cumplía con su deber de "garantizar la seguridad ciudadana".
Esto, siempre y cuando los manifestantes sean sindicalistas, militantes o simpatizantes de la izquierda. Si los que se manifiestan son la AVT (plagada de militantes del PP), los anti-aborto u otras organizaciones ultraderechistas como Falange Española, Nudo Patriótico, Democracia Nacional, Movimiento Católico Español o Alianza Nacional, muchas de ellas congregadas en la plataforma fascista 'La España en Marcha', en el caso de que aparezcan en los informativos, comprobaremos que será muy raro que se les de el calificativo de "radicales violentos", y la actuación policial con ellos será mucho más laxa, a pesar de que son mucho más propensos a la agresión física que la "izquierda radical", y los únicos que han dejado víctimas mortales.

La oposición democrática y "el régimen"

Enlazando con lo anterior, cuando una situación similar tiene lugar en algún país extranjero cuyo gobierno sea hostil a los intereses de los círculos de poder representados por la dupla EEUU-UE, las etiquetas se dan la vuelta y los "radicales violentos" se convierten en la llamada "oposición democrática". En este caso, la voz que en España les es negada a los manifestantes, en estos países son en su práctica totalidad los únicos que reciben cobertura para poder expresarse, a la vez que se reducen las informaciones provenientes de los gobiernos en cuestión, y se tergiversan de manera que a la vez que dan una escueta referencia a los comunicados oficiales, incluyen en la noticia una opinión prefabricada de los mismos. Por norma general, en estos casos los gobiernos de los países en cuestión son presentados como corruptos y autoritarios, en los que la violación de las libertades y los derechos humanos es una práctica constante, y se hace referencia a ellos con la palabra mágica reservada: "el régimen".
Aunque todos los Estados del mundo se asientan sobre regímenes, los medios de comunicación se han encargado de imprimir una clara connotación negativa a la palabra 'régimen', utilizándola únicamente para describir a gobiernos dictatoriales, independientemente de que lo sean o no en realidad, lo importante es que la opinión pública crea realmente que el gobierno al que se está atacando es dictatorial y que no posee apego por los derechos humanos. En todos estos casos existe un patrón común, que es dar cobertura únicamente a aquellos que desean el derribo del gobierno en cuestión, mientras que en ningún momento se le da a ningún portavoz del gobierno o defensor del mismo.
Los casos más recientes de este tipo de manipulación son los de Ucrania y Venezuela. En ambos casos se han generado violentas revueltas que en todo momento son justificadas por los mismos medios que criminalizan las protestas en España, alegando el "hartazgo" de la población civil a seguir soportando el "yugo" que restringe sus derechos y libertades. En ambos casos ha habido numerosas bajas mortales, pero éstas se presentan únicamente como el resultado de la "represión del régimen", ocultando así que por ejemplo en Venezuela los responsables de la mayoría de estas muertes son la "oposición democrática" tan defendida desde Estados Unidos y la UE, responsables también de la destrucción de 11 centros de salud públicos entre algunas de sus múltiples acciones de sabotaje (y que deberían constituir un delito de violación de los derechos humanos), así como también se ha ocultado cualquier gesto, local o internacional, de solidaridad o apoyo al legítimo gobierno venezolano, o que entre los apoyos que tiene la mal llamada "oposición democrática" de Venezuela están, además de la citada dupla EEUU-UE, algunos de los grupos más violentos y sanguinarios de Sudamérica, como la guerrilla paramilitar de extrema derecha AUC, que están a la espera de que la revuelta de ricos suba de temperatura para entrar en acción.

Del mismo modo, en el caso ucraniano se omitió que las protestas y posteriores revueltas habían sido controladas por grupos fascistas y neonazis, y que éstos grupos disponen ahora de una importante cuota de poder tras la toma del gobierno, cuota pactada principalmente con Estados Unidos y la Unión Europea. Los efectos no han tardado en dejarse notar. Tras el derrumbe del gobierno anterior, los grupos más violentos de la extrema derecha ucraniana campan a sus anchas con total impunidad por las calles de las zonas controladas por el gobierno golpista, y ejercen la violencia sin límites y sin ningún tipo de control contra todo aquel que se oponga a su idea de una Ucrania ultranacionalista y anti-rusa. Sin embargo, esta violencia parece no interesar ya a los medios de comunicación de masas del civilizado Occidente, porque pondría en serio peligro su credibilidad y la del espíritu "democrático" del Euromaidan.
Estos hechos ya no requieren de la atención de los medios, sobre todo teniendo en cuenta que los objetivos los marca la agenda norteamericana, que ahora son la criminalización de Rusia por su presunta injerencia en Crimea, y la desinformación y criminalización del gobierno de Venezuela en vistas a un posible derrocamiento del mismo, al igual que ya hicieran en 2002.
Ni qué decir tiene que las potencias que han alentado y financiado en la sombra el golpe en Ucrania han sido las primeras en reconocer al gobierno golpista, mientras que por el contrario, los gobiernos progresistas del mundo, como el de Ecuador, han optado evidentemente por no reconocerlo, lo que deja muy claro, una vez más, que lejos de aquella falsa idea que nos vendieron tras la Segunda Guerra Mundial de que las democracias liberales capitalistas estaban en contra del fascismo, por el contrario no tienen el más mínimo reparo en colaborar con ellos si sirven a sus intereses.

Las alianzas que no conviene airear

El cinismo y la hipocresía, al parecer, no son valores que estén mal vistos de puertas para adentro en las burocracias de las democracias liberales, pues como apuntábamos antes, aunque la postura oficial sea de rechazo al fascismo y a las dictaduras, vemos que en la práctica no existen problemas en colaborar con ellos o en utilizarlos mientras jueguen a favor de los intereses de la oligarquía capitalista que detenta el poder en las potencias supuestamente democráticas, tal es el caso de la cordialidad cortesana del rey Juan Carlos de Borbón y de Mariano Rajoy con el tirano de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, cosa que por supuesto no fue televisada por ningún medio a pesar de todos los que había presentes.

Otra de las grandes amistades del rey de España y que tampoco conviene airear demasiado es la que le une a la dinastía de sátrapas de la dictadura medieval de Arabia Saudí, la monarquía absoluta de los Al Saud, con la que también mantiene muy buenas relaciones el abanderado defensor de las libertades y derechos humanos en el mundo, Estados Unidos, que además de mantener con la dictadura saudí un lucrativo negocio de intercambio de petróleo y armas, calla sus brutales violaciones de los derechos humanos mientras da al mundo lecciones de defensa de los mismos. Mientras en Occidente conocemos al milímetro los pormenores y barbaridades supuestamente cometidas por los gobiernos que no interesan a la dupla EEUU-UE, sobre Arabia Saudí y las barbaridades allí cometidas no conocemos casi nada. A las prácticamente inexistentes libertades civiles fundamentales se les unen otras como la condena de muerte por actos homosexuales, o los latigazos infligidos a las mujeres que osen conducir un vehículo. De eso los medios guardan aquí un silencio cómplice, y solamente nos enteramos de algo con cuentagotas cuando es imposible ocultarlo. Debe ser el precio a pagar porque la dictadura saudí sea la principal colaboradora de Estados Unidos y del voraz belicismo occidental en Oriente Medio.

En una línea similar tenemos a Bahréin, también gobernada por una dinastía de sátrapas absolutistas, también aliados de Estados Unidos y la OTAN, y de la que los medios, en total complicidad, también silencian sus crímenes y el estallido social contra la monarquía de los Al Khalifah que comenzó hace más de tres años. Ni una imagen en nuestros telediarios de la represión en Bahréin.

También durante todo el año 2003 nos bombardearon incesantemente sobre la brutalidad del régimen de Saddam Hussein en Irak, sobre sus inexistentes armas de destrucción masiva, y sobre la "necesidad" de intervenir militarmente en el país. Después del derrocamiento y asesinato de Saddam, Irak se convirtió en un país títere de los Estados Unidos, y 11 años después de aquella criminal invasión seguimos sin poder decir que la vida haya mejorado para los iraquíes. Pero como ahora el gobierno iraquí es aliado y supervisado por los Estados Unidos, las cámaras de televisión se apagan allí para nosotros, y tenemos que recurrir a medios extranjeros para enterarnos de que Irak, después de haber sido intervenido por "la Policía de los derechos humanos", será el primer país en el mundo que legalizará la pedofilia, siguiendo los estrictos preceptos de la ley islámica (Sharia), la misma ley impuesta en Afganistán y en Libia tras el paso por allí de "las tropas de la democracia".

Y ya que hablamos de invasiones, algo de lo que tampoco se harán eco nuestros telediarios es de la guerra sucia encubierta que está llevando a cabo nuestro aliado gobierno de Francia, que está permitiendo el reclutamiento y envío de jóvenes a Siria para integrarlos en los grupos armados terroristas que, al igual que en Afganistán, en Irak o en Libia, pretenden derrocar al gobierno sirio para instalar su régimen de terror medieval basado en la ley Sharia.
Tampoco oiremos nada de denuncias internacionales ni sanciones a Israel por sus innumerables crímenes contra el pueblo palestino, al que llevan décadas sometiendo a un brutal régimen de apartheid gracias al inestimable apoyo de las potencias occidentales.
Pero todo ello es aceptable mientras suponga un beneficio para nuestras preciadas economías capitalistas. Mientras tanto, los telediarios nos seguirán montando su circo diario para que no nos aburramos pensando.

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