miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Qué hacer para crear empleo? ¡Precarizarlo aún más!


Esa viene a ser la receta del Fondo Monetario Internacional (FMI en adelante) para la creación de empleo en España (aunque en realidad es la misma que aplicarían a cualquier otro país).

Según la estimación del FMI, el crecimiento de la economía española entre 2014 y 2018 será del 0,6%, y el PIB crecerá por debajo del 1% hasta 2017, lo que quiere decir que, siguiendo por los cauces actuales, la lacra del paro, que ya lleva más de 5 años consumiendo a España, se seguirá manteniendo por encima de un desproporcionado y absolutamente intolerable 25%.

¿Y cual es la fórmula "mágica" del FMI? ¿Instar a los gobiernos a penalizar a las empresas que realicen despidos "por motivos técnicos" o "de previsión"? ¿fomentar la contratación indefinida y a tiempo completo, por ejemplo otorgando primas a las empresas que lo hagan? ¿moderando los estratosféricos sueldos de los altos ejecutivos de los consejos de administración?

No. Nada más lejos de la realidad. La "solución" del FMI consiste en el recorte de los salarios de los trabajadores en un 10% para flexibilizar más, dicen, el mercado laboral y que los empresarios se comprometan a aumentar la contratación en los próximos dos años, para lo que tendrían que alcanzar "un gran pacto social" con los sindicatos -cosa que ya hemos visto que no les cuesta demasiado-. Vamos, que en el FMI piensan que el hecho de que en España se destruya más empleo del que se crea con esas políticas no es porque esas políticas provoquen precisamente ese efecto, sino porque éstas eran aún "demasiado blandas".

Y aún hay más. No pareciéndoles aún suficiente que los trabajadores vean más precarizada de lo precaria que ya es su situación laboral, el FMI indica que esas medidas deberían ir acompañadas -agárrense a la silla- de una reducción de las cotizaciones de las empresas a la Seguridad Social, y de un nuevo aumento del IVA en los dos años posteriores a los recortes salariales que recomiendan.
Es decir, que las empresas paguen todavía menos impuestos -esto sin contar con el más del 70% que evaden las grandes empresas en España- y que los trabajadores y consumidores paguen más impuestos de los que ya pagan. Dicho de otra manera, que los ricos paguen menos y los pobres paguen más, para que así los segundos puedan seguir haciendo cada vez más ricos a los primeros.

Una propuesta que parece que a más desproporcionada sea con las clases bajas de la sociedad más apoyo tiene entre las altas esferas que gobiernan en Europa, como así ha demostrado el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el finlandés Olli Rehn, al apoyar la descabellada propuesta del FMI -luego se quejan de que seamos "euroescépticos"-, propuesta similar a otras que ya han sido aplicadas en España, como el abaratamiento del despido, el aumento de la edad de jubilación, subidas del IVA y de otros impuestos, privatización de servicios públicos, despidos de funcionarios, recortes en educación y sanidad pública, o amnistías fiscales para algunas de las más grandes fortunas en España, y que no sólo no han mejorado lo más mínimo la situación económica y laboral del país, sino que la han agravado, todo con la excusa del "deber" de pagar una deuda privada generada por la banca usurera y por las grandes corporaciones, y que de forma totalmente ilegítima han convertido en deuda pública.
Esta propuesta del FMI ya ha sido duramente criticada por el catedrático de Economía, Santiago Niño Becerra.

Al FMI poco le importan las continuas y sucesivas demostraciones de que las políticas que ha "sugerido" a los distintos gobiernos títeres de "los mercados" -como el español- hayan provocado el decrecimiento económico, el empobrecimiento de la amplia mayoría de la población, la pérdida de servicios públicos, que se dispare la tasa de desempleo, o la degradación y sustitución encubierta de la democracia -con la imposición de las tecnocracias-. Ellos siguen recomendando recetas que no sólo no han conseguido mejorar las economías de los países que las han seguido sino que las estancan, o directamente las hacen entrar en recesión. Y cuando sus políticas no les dan los resultados "esperados", su solución es, lejos de variar el rumbo, endurecerlas aún más. Vamos, que si con un cubo de gasolina no se apaga el fuego, pues se le echan dos o tres cubos más. Esa es la lógica de la política del FMI.

Pero esa lógica por supuesto tiene su explicación, y no es porque en el FMI sean unos "palurdos" analfabetos sin formación ni porque no sepan lo que hacen. Al contrario, en el FMI saben muy bien lo que hacen, que es preservar y seguir aumentando los privilegios de la clase a la que pertenecen y representan, la de los multimillonarios, la de los grandes empresarios, la del patriarcado, la de los grandes accionistas de multinacionales que cotizan en bolsa, esas mismas multinacionales que deslocalizan sus sedes y las trasladan a paraísos fiscales, esas mismas que cierran centros de trabajo (dejando cientos o miles de parados) para llevarse la producción a otros sitios donde la mano de obra es más barata, esas mismas que mantienen a trabajadores en condiciones de esclavitud, incluso a menores de edad, en países que queden lejos de los ojos críticos de sus potenciales clientes.
El FMI no busca la estabilidad económica de los países, no es su prioridad. Lo que busca es que la clase dirigente, la de los grandes capitalistas, acumule todo el poder económico, y por extensión, el poder político, subyugado a sus intereses económicos. En eso consiste el ideal capitalista neoliberal.
De otra forma no se explica que sus fórmulas siempre vayan encaminadas hacia las subidas de impuestos al común de la población (cuya mayoría son de clase trabajadora), a las rebajas de impuestos a las empresas y grandes fortunas, o a la privatización de servicios públicos de los que luego se apoderan las grandes empresas antes mencionadas. Por eso, como no podía ser de otra forma, su fórmula para la creación de empleo es abaratar el coste de esos empleos, es decir, que los trabajadores cobren menos por el mismo trabajo, precarizando aún más unas condiciones laborales que en la práctica totalidad de sectores ya son paupérrimas.  Una fórmula que lejos de crear empleo estable y de calidad, lo único que creará será más empleo temporal, más precario, y por supuesto, ni hablemos de derechos laborales, lo que hace que los trabajadores empiecen a ver hasta el más penoso de los trabajos como un "lujo". Con esto los trabajadores quedan aún más desposeídos de lo que ya estaban mientras que los empresarios continúan ganando poder al tener la posibilidad de tratar al trabajador como a mera mercancía.

Para que luego digan que no hay lucha de clases. Y en la Europa del capital está más activa que nunca.

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