martes, 21 de febrero de 2012

El enésimo intento de desmovilizar a la gente

Escuchaba el pasado domingo en la radio, con una indescriptible indignación, a la cabeza más visible del PP vasco, Antonio Basagoiti, respondiendo sobre la cuestión relativa a las movilizaciones contra el reformazo laboral que tuvieron lugar durante todo el día del domingo por toda la geografía española, y sobre una eventual huelga general, diciendo en un completo alarde de cinismo que "aunque es cierto que en principio estas reformas no pueden gustar a todos, los españoles, incluyendo a los que se manifiestan, en el fondo saben que esas reformas son necesarias". Es decir, que a juzgar por sus palabras, como en el fondo saben que esas inevitables reformas son "necesarias", las multitudinarias manifestaciones responden solamente al motivo de que se levantaron ese día con ganas de tomar el sol y hacer un poco de ruido para animar la mañana... lo que muestra a todas luces el poco respeto que tienen en el PP por los trabajadores y la nula seriedad con la que se toman las protestas y el descontento popular.

Y para ponerle la guinda al pastel, Basagoiti, termina justificando la manera de actuar del reaccionario gobierno del PP con el hecho de que están respaldados con el voto "de una inmensa mayoría de los españoles". Si analizamos los datos de las últimas elecciones generales, el porcentaje de partipación fue de aproximadamente el 71%, lo que indica que hubo un porcentaje de abstención del 29%. Un 29% de abstención en un país en el que hay censadas más de 45 millones de personas suponen más de 13 millones de ciudadanos que no se sienten identificados con ninguna opción política, lo que no habla precisamente bien de nuestra "modélica" democracia.
Del 71% que votaron, el 44% de ellos (del 71% que votó, no del 100% de los censados) fueron votantes del PP... y aquí es donde entra mi pregunta: ¿desde cuándo el 44% es la inmensa mayoría? ¿acaso tienen menor importancia el 56% de votantes restantes? por no hablar de los más de 13 millones que no votaron... pero claro, el número real de votos no es algo a tener tan en cuenta en un sistema electoral diseñado para que los dos grandes partidos mantengan la hegemonía y el status quo del modelo socio-político impuesto. En el sistema actual basta con poseer la mayoría parlamentaria para presuponer que la diferencia de votantes fue idéntica, cuando eso dista considerablemente de la realidad.

El intento de justificar y suavizar el nuevo atropello a los derechos de los trabajadores con palabras "amortiguadoras" y sinónimos no-malsonantes del señor Basagoiti no extraña de ninguna manera si echamos un ojo a su currículum. Antonio Basagoiti pertenece al seno de una familia de destacados empresarios y banqueros vizcaínos, con una fuerte presencia en la banca, siendo además descendiente de Antonio Basagoiti Arteta, fundador de la compañía energética Iberdrola y del Banco Hispano Americano.
Con dicho historial familiar no sorprende a nadie que defienda una reforma laboral que aumenta el poder y el libertinaje de los empresarios y reduce de manera considerable y sistemática los derechos laborales y asignaciones sociales a los trabajadores.
Pero lo que sí resulta provocador e insultante es que diga que respeta a los sindicatos y a los que se manifiestan cuando realmente lo que piensa es que son unos cuantos muertos de hambre pataleando mientras que su electorado (el del PP) es "la inmensa mayoría", manteniendo esa doble moral para proteger los privilegios de las clases altas e intentar mantener en conformidad con falacias y falsas promesas a los de clase baja.

Pero sería injusto señalar solamente al señor Basagoiti por su demostración de insensibilidad social y su hipocresía, dado que toda la cúpula del Carajillo Party (apelativo que simpáticamente le confirió al PP el compañero Rafa Almazán en su blog, en alusión al Tea Party norteamericano) está cerrada en torno al mismo discurso, de los que se piensan respaldados por el mundo entero y guiados por el todopoderoso (dinero). En el día de ayer, la 'caudilla' de Castilla La Mancha (Cospedal) tuvo unas palabras similares a las de Basagoiti al referirse al electorado pepero como "la inmensa mayoría de los españoles".

Y volviendo al tema inicial, desde las altas esferas políticas, desde donde el Carajillo Party mantiene el Estado de excepción, se nos impone una reforma laboral con nulo apoyo social, que busca en la vía de abaratar el despido (aún más) y quitar derechos laborales y sociales a los trabajadores la solución para que las empresas empiecen a contratar a más gente (al poder manejarlos prácticamente como a mercancía), que casualmente es la misma receta que se aplicó en la anterior reforma laboral y cuyos resultados en más de un año, como era de esperarse, han sido nefastos. ¿Por qué esta vez iba a ser diferente? Su objetivo no es recuperar la economía de la población española, sino aprovechar el contexto de crisis económica en la que el mundo se nos pinta de negro sin sus reformas para que el pequeño grupo de acomodados se lucre a costa de la explotación de la extensa mayoría que sufre para mantener trabajos mal pagados y en pésimas condiciones. No hay otra teoría que pueda explicar cómo la mayoría se ha vuelto más pobre mientras que una minúscula minoría privilegiada se ha vuelto más rica.

Mientras tanto nos intentarán seguir convenciendo de que este es el único camino posible, que estos sacrificios son "dolorosos pero necesarios" (¿necesarios para quiénes?), que nos ha tocado vivir una época difícil y que solo entre todos (los que pagamos) podremos sacar esto adelante, además de inculcar a la gente el miedo al "caos" que supondría la quiebra de la banca y la disolución de la unión monetaria. Por supuesto para ellos sería el caos, pero para los que cada vez tienen menos y para los que ya no tienen nada, no supondría nada mucho peor de lo que hay ahora.
Ellos seguirán imponiendo sus políticas feudales diga lo que diga el pueblo, pero las manifestaciones, y más si son multitudinarias, no les son de agrado, por lo que para erradicarlas y seguir manteniendo el status quo necesitan desmovilizar a la gente, convenciéndola de que más allá de lo que hay no existe más que caos.

Pero la gente cada vez es menos crédula... y llegará un momento en que no haya nada que perder, mientras que una minoría tendrá, por el contrario, muchísimo que perder.

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